De la inextricable relación entre lo interior (genética) y lo exterior (ambiente) a las pulsiones y la Función del Padre
No cabe dudar de la veracidad de los resultados de las investigaciones del joven genetista inglés Ben Lehner, ya que cuando dice "En el laboratorio controlamos minuciosamente todos los factores medioambientales a los que se exponen los individuos y estudiamos por qué la misma alteración genética acaba en enfermedad mortal en unos y en otros nos... o sea, una determinada secuencia genética, igual que el medio ambiente y los hábitos, predisponen a determinadas enfermedades, pero no te condenan a sufrirlas... El caso es que el azar es parte del universo... la causualidad también influyó en mi vida... tuve la suerte de ingresar en Cambridge... y ser genetista", sigue de cerca la acertada consideración de Wilhelm Johannsen (1857-1927), uno de los fundadores de la genética. Johannsen demostró experimentalmente que no todo está en los genes, con lo que indicaba la inextricable relación entre lo interior (genética) y lo exterior (ambiente). A este genial danés, no menos que a Lehner, les faltó indicar, para que su acierto fuese más acorde a la realidad psíquica de la que pretenden saber, que las pulsiones (nuestro Real) y la Función del Padre, normativizante de las pulsiones, determinan nuestro modo de ser en el mundo y la elección de paternaire sexual. Mas esto, como es conocido, se lo debemos a Freud, así como a aquel más que aventajado discípulo que fue Lacan, y, por supuesto, a nuestros analizantes, ya que sin excepción nos lo confirman en cada sesión.
Girona, 10/04/2013
José Miguel Pueyo
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