Sin diván.
Josep Toro y la indigna exclusión del sujeto humano
Nada más alejado de la verdad.
Quien esté verdaderamente interesado, por cuestiones intelectuales o clínicas, en la anorexia, o por padecerla, directa o indirectamente, no encontrará en la entrevista realizada al psiquiatra Josep Toro, publicada en La Contra de La Vanguardia del martes 18 de julio, ni en su libro El cuerpo como delito, ningún elemento clínico derivado de la escucha ni ninguna aportación ni referencia bibliográfica importante en relación con la constitución de la subjetividad humana y el deseo, ni de las razones estructurales del síntoma del cual se ha ocupado durante sus 60 años de ejercicio de psiquiatría infantil.
Todo indica que el considerado especialista en anorexia y bulimia, Josep Toro Trallero, médico psiquiatra, psicólogo clínico y terapeuta-supervisor cognitivo conductual, profesor emérito de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona, organizador y jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología Infantil y Juvenil del Hospital Clínic de Barcelona, ha dejado fuera de su consulta y su enseñanza lo más importante para el entendimiento y el adecuado tratamiento de la anorexia, la bulimia y otros síntomas psicopatológicos: la historia de la constitución subjetiva de las personas y, por lo tanto, su estructura psíquica (supuesta normal, neurótica, psicótica o perversa), únicamente advertible en el discurso de ese mismo sujeto.
El psicoanálisis, sin dejar al margen los saberes de la biología, la genética, la estadística y la sociología, da prioridad al discurso del Otro, es decir el inconsciente en el que habita cada una de todas las personas que pueblan el mundo, única manera de investigar y tratar una respuesta psicopatológica, es decir, la incidencia del Otro familiar, sociocultural y político en las formas patológicas de gozar del sujeto humano.
Que la neurosis histérica va a la moda, y que eleva cualquier significante ideal de la época (por ejemplo la delgadez o una manera de vestir) a la máxima potencia tras la identificación histérica a ese síntoma, estrategia destinada a solucionar un déficit estructural, pero de la peor manera posible, es algo que sabemos gracias a Sigmund Freud. Estos aspectos han sido tratados prolija y rigurosamente en muchísimos libros, entre los que destaca La histeria. Del discurso del amo al discurso del psicoanalista, del psicoanalista Dr. José Miguel Pueyo, libros que Josep Toro ha tenido a bien ignorar y no dar a conocer a las personas que han confiado en él, quizá por esa alianza entre la esperanza, la desorientación y el desconocimiento, o por la simple confianza que todavía muchas personas depositan ciegamente en la figura del médico.
Pero no todas las anorexias responden a esa estructura psíquica varias veces milenaria conocida como neurosis histérica, ni todas las histéricas o histéricos, que también los hay, son absolutamente sugestionables, razón principal de los fracasos terapéuticos de las técnicas cognitivo-conductuales y los tratamientos farmacológicos, tan del agrado del Dr. Toro, de los considerados incurables o no curados.
Lo que sí está garantizado, desgraciadamente, de la exclusión del sujeto descubierto por el psicoanálisis, tanto para las personas aquejadas por una anorexia, una bulimia, como por cualesquiera otros síntomas determinados por el inconsciente, es la vida indigna para las personas que demandan curación y, asimismo, para sus familiares y allegados.
Jordi Fernández Carmona, Psicoanalista y presidente de la Asociación de Psicoanálisis de Girona ULP-Gi
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